A veces dudo del significado del adjetivo inhumano. Debería ser aplicado a aquello que no es propio de los humanos. En cambio, la mayoría de las cosas inhumanas son propiciadas precisamente por los humanos. En no pocas de ellas, encima, se presume como un gran logro de la inteligencia. En la tecnología encontramos cuantiosos ejemplos en los que se ha generado más daño que beneficio. Algunas de las invenciones humanas hubiera sido mejor no inventarlas jamás, por muy ultra-tecnológicas que sean.
Ya no tiene solución, pero al menos, podemos tomar conciencia para limitar y encarecer su uso todo lo posible. Sería bonito alcanzar una sociedad inteligente (y por tanto, sostenible).
La siguiente lista de pifias humanas, no sigue ningún orden particular, ni por importancia ni por ningún otro parámetro. Aunque estaría bien, no nos atrevemos a sugerir que se prohíba radicalmente la fabricación y uso de estas máquinas. Ahora bien, si no controlamos su uso, los problemas están garantizados, como bien puede verse.
1. Aviones. Están entre las invenciones más contaminantes del planeta y la mayor parte de los traslados son perfectamente prescindibles. Se viaja en exceso por simple turismo, o por trabajo que podría hacerse con otras alternativas (videoconferencia, viajes en tren, contratando más personal...). Se viaja en avión porque contaminar compensa. Los viajeros miran por la ventanilla las nubes para no pensar en las consecuencias de volar barato.
2. Coches y motos. Sin duda, estos artefactos rodantes también están entre los más nocivos, tal vez con notable diferencia respecto a los aviones. El problema de estos engendros es que, al ser más baratos y asequibles, se usan más. Su menor contaminación por kilómetro se compensa con su mayor abuso. Los coches no solo emiten CO2, sino que hay otros humos, gases tóxicos, y no olvidemos la contaminación de los neumáticos que, aunque no es tan reconocida, es peor que la del tubo de escape. Los vehículos eléctricos reducen un problema creando otros. Mientras, el problema más grave, sigue sin resolverse. Además, no olvidemos las vidas que estas máquinas han cortado o entorpecido. Por su parte, las motos contaminan una pizca menos por kilómetro y persona, pero contribuyen en buena medida a los problemas (ruido, accidentes, neumáticos...). Podríamos meter aquí también las autovías con todos sus destrozos, y otros vehículos, como las motos acuáticas. La solución es evidente: viajar menos, encarecer estos ingenios y abaratar el transporte colectivo.
Es preciso añadir que, por culpa de los motores de combustión, todos los humanos somos más tontos. El tetraetilo de plomo tiene la culpa. Este aditivo estuvo presente en la gasolina para mejorar el rendimiento del motor hasta finales del siglo XX. El plomo fue respirado por toda la humanidad en, tal vez, el mayor caso de envenenamiento masivo de la breve historia de los Sapiens. Ahora está prohibido, pero sus efectos siguen presentes (y bien evidentes). Dentro de un siglo nos daremos cuenta del error completo de generalizar el uso de estas máquinas rodantes, en vez de emplearlas solo para fines solidarios y colectivos: ambulancias, policías, bomberos, autobuses...
3. Motosierras. Pocas invenciones hacen tanto daño de forma tan directa. Son auténticas máquinas de tortura vegetal (y por añadidura, también humana y animal). El gran Joaquín Araújo dejó escrito que «habría que declarar a la motosierra el peor invento de la humanidad». Obviamente, en esta categoría entran también esos vehículos que talan árboles vivos y los convierten en "materia prima" a velocidad alarmante.
4. Sopladoras de hojas. Otro invento calificado por algunos como infernal. Hay al menos seis argumentos para evitar estas máquinas. Las versiones más silenciosas solo resuelven una de esas seis críticas en su contra.
5. Armas de fuego y atómicas. Artefactos creados expresamente para matar difícilmente pasarán una evaluación ética razonable. Las veces que se han empleado adecuadamente son meras curiosidades frente al abominable aluvión de ocasiones en las que han servido para matar seres humanos u otros animales absolutamente inocentes. Por otra parte, la caza deportiva debería ser prohibida, porque no es admisible matar —ni una hormiga— para disfrutar.
6. Centrales nucleares. La energía nuclear supone, a nivel mundial, apenas algo más del 10%. En España, sus siete reactores proporcionan poco más de un ridículo 6%. Es decir, es una energía realmente prescindible y con enormes riesgos sanitarios y ambientales. Pero hay algo aún peor. La basura nuclear radiactiva es tóxica y peligrosa durante miles de años, y quedará de herencia para generaciones y generaciones. Hasta nuestros tataranietos tendrán que pagar parte de nuestra factura, y podrán sufrir accidentes por cualquier desastre natural en los lugares contaminados. Esto es demencial, egoísta e insostenible, a partes iguales.
7. La agricultura. Esta ocurrencia no es nuestra. Yuval Harari, en su libro Sapiens, reconocía las ventajas de la agricultura para la especie, pero no para los individuos. Se hizo una transición lenta e irreversible sin ver que los inconvenientes eran mayores que las ventajas. Para Harari, la agricultura y la industria nos han condenado a vivir una vida antinatural. A esto podemos sumar el desastre de los pesticidas, desde el famoso agente naranja hasta los más recientes, como el glifosato u otros.
8. Artilugios de tortura para humanos. Hay personas que disfrutan maltratando animales (caza, toros...), pero también se han inventado artilugios para matar y hacer sufrir a los humanos: la guillotina, la silla eléctrica, cámaras de gas, el toro de Falaris, la dama de hierro... o la crucifixión.
9. Invenciones para el sometimiento de los animales. El considerar a los animales como inferiores es parte del camino para considerar inferiores a otros humanos. La explotación de la naturaleza es muy diferente en aquellas regiones, o por aquellas personas, que tienen empatía hacia los animales. Por eso, invenciones como el yugo, la herradura o el estribo, son símbolos del sometimiento forzado de los animales a los intereses humanos. La hípica es un ejemplo tan extendido y naturalizado que solo una reflexión objetiva y completa deja ver la tortura que esconde. Como decía Laurel Braitman, zoos, acuarios, circos, laboratorios y granjas son cárceles que enloquecen a los animales. El sufrimiento que se les ocasiona —a veces solo para llenar unos despreciables placeres humanos— debería hacernos reflexionar; porque las consecuencias son también negativas para la humanidad.
10. Las cosas de usar y tirar. Las de plástico son particularmente nocivas. No solo por los omnipresentes microplásticos. Sin embargo, cualquier cosa de usar y tirar tiene un coste ambiental peligroso, desde servilletas de papel a alimentos y bebidas en lata. Si hay que hacer excepciones serán para material médico (cuando no haya alternativas) o para el papel higiénico (pero las toallitas húmedas deberían ser prohibidas totalmente, por muy cómodas que parezcan). Nos han colado el usar y tirar con la excusa del reciclar, pero ni reciclar es rentable ni puede hacerse al 100% de forma limpia y completa. Es, sencillamente, otra estafa más de las industrias, con tanto éxito que se está exportando a todo el globo.
Si crees que esta lista tiene carencias importantes, déjanos un comentario y lo estudiaremos. Gracias de antemano.
Para terminar, algunos de los inventos anteriores se justifican para hacer las cosas más rápido, confundiendo la rapidez con la eficiencia. Y es mentira. Ahora tenemos que desaprender y entender que la eficiencia es hacer las cosas bien. Etimológicamente, del bien hacer es de donde sale el beneficio, del latín bene (bueno) y facere (hacer).
Si aprender puede ser costoso, mayor dificultad tiene el camino inverso. Desaprender nos obliga a reconocer nuestros persistentes errores, a ser humildes, a cambiar de camino, a mutar nuestra mente... En definitiva, a apartarnos de nosotros mismos (de nuestro ego).
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